Leyenda de la yerba mate para colorear y pintar

Cuenta una vieja leyenda guaraní que, un día, Yací la luna y Araí la nube bajaron a la tierra transformadas en dos jóvenes, quienes muy curiosas y alegres, recorrieron la tierra.

En la selva disfrutaron del aroma de las flores, de la hierba fresca, del crujir de los árboles y de las aguas cristalinas del arroyo, cuando de pronto oyeron el rugido de un yaguareté, que se preparaba a saltar sobre ellas.

En ese momento un cazador guaraní apareció con su arco y su flecha para defenderlas. El yaguareté escapó velozmente ocultándose nuevamente entre los árboles, quedando las jóvenes a salvo.

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El cazador invitó a las asustadas Yací y Arai a su humilde choza, donde fueron recibidas por su mujer y su hermosa hija.

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La familia ofreció a las dos muchachas lo único que les quedaba para comer: unos panes de maíz y luego las invitaron a descansar. Agotadas por el susto que sufrieron, se quedaron dormidas.

A la mañana siguiente, se despidieron agradecidas y se marcharon.

Cuando se habían alejado lo suficiente, volvieron a transformarse Yací en luna y Arai en nube, y desde el cielo pensaron en cómo agradecerle al cazador guaraní y a su familia por tanta hospitalidad.
Las jóvenes necesitaban ofrecer a la familia un regalo muy original, que fuera símbolo de amistad, ya que habían salvado sus vidas.

Volvieron a la tierra y, ya en el monte, plantaron frente a la choza de los guaraníes unas semillas. Mientras la familia dormía, Yací iluminó con todas sus fuerzas y Araí se sacudió dejando caer una suave lluvia sobre las semillas.

A la mañana siguiente, cuando el cazador se despertó muy temprano, descubrió sorprendido, y muy cerca de su vivienda, unas plantas nuevas, unos arbolitos de hojas de color verde oscuro y flores blancas que nunca antes había visto: la yerba mate.

Los tres miraban asombrados, cuando de pronto el cielo se oscureció y apareció ante ellos una luz blanca, brillante, que fue tomando forma de muchacha.

Era Yací, desde el cielo, quien les contó de qué se trataba el obsequio y que nacería en esta zona húmeda y cálida: «Esta nueva planta es la yerba mate y desde ahora será para todos los hombres de esta región, símbolo de amistad y alimento para beber.» Exclamó solemne Yasí.
El cazador tostó las hojas molidas de la yerba mate como le dijo la luna, las puso en una calabacita y con agua caliente y con una cañita bebió.

Luego, pasó la calabacita a su mujer, a su hija, iba de mano en mano el recipiente y cuando les volvía a ofrecer lo volvían a aceptar una y otra vez. Así, nació el mate y la ronda de mates que compartimos con la familia y amigos, y que continúa hasta nuestros días.

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Preguntas sobre la leyenda de la yerba mate

Ilustraciones: @seba_mercau_ilustrador (IG).

Más recursos:

Conoce y pinta a los animales y árboles de la selva misionera ( Descargar PDF, Fundación Agroecológica Iguazú).

Actividades para docentes: Taller de educación ambiental (1,1MB)