Historias sorprendentes Los beneficios del mate en 1732, según un padre jesuita
El padre José Sánchez
Según el padre Jesuita Guillermo Furlong, el padre José Sánchez , miembro de la la Compañía de Jesús fue «un estudioso más empeñoso y un escritor muy prolífico».
Cuando llegó la expulsión de los jesuitas en 1767,el padre José llegó a Ravena, Italia, donde vivió por 30 años hasta su muerte en 1798, y se dedicó a narrar sus recuerdos sobre nuestras tierras.
Supuesta palidez, ¡Patrañas!
Uno de sus escritos fue sobre la “Yerba del Paraguay, sus plantas y beneficios”
La infusión no tuvo en Europa, lo que hoy ´denominamos “buena prensa”. Decían que su uso “inducía en sus rostros el desmayo de los colores y los teñía de palidez”. Según el padre Sánchez Labrador, detrás de este infundio estaban “los que pretendían entablar el uso del té oriental, (que) inventaron esta especie para hacer que decayese el uso de la yerba que empezaba a tomar vuelo”.
Afirmaba que la mayor parte del reino del Perú, Chile, Tucumán y todas las provincias del Paraguay, y muchos españoles y portugueses, acostumbran consumir esta bebida, “y con todo conservan los rostros floridos, de bella tez, así que la tacha, de que se hace rea la yerba, es mera impostura”.
Limpia las vías, quita el cansancio y abre el apetito
A la vez reconocía que el té oriental, el café de Turquía y el chocolate americano también tenían sus contradicciones, pero triunfaban en el gusto de la gente “estribando sus aplausos en la continuada experiencia de sus buenas cualidades”.
Explicaba Sánchez Labrador en su escrito las causas físicas por las que nace la palidez: “Nada de esto tiene que ver con el mate, antes bien, este limpia las vías, mueve moderadamente el sudor, tomado en agua caliente; avivando los espíritus, quita el cansancio y excita las ganas de comer; sobre todo hace expeler por la orina cuanto podía impedir la debida digestión, como lo enseña la cotidiana experiencia”.
Suponía que los efectos que producía la yerba podían deberse al agua caliente, que tenía sus partidarios, aunque “los indios pocas veces la beben en infusión de agua caliente, sino en agua fría”, lo que imitado por los españoles “experimentan los buenos efectos dichos con su bebida fría”. Si era por el agua caliente también se podían, para nuestro sacerdote, “degradar de virtuosas el té, café, cacao, la salvia y otras innumerables plantas, reconociendo solamente por principio el agua caliente”.
Los consejos del padre para tomar mate
Aconsejaba la mejor forma de tomar el mate: “En gente blanca, con agua caliente, mezclando la suficiente azúcar, y unas gotas de agrio de limón o naranja; porque la infusión en agua fría, refresca demasiado el estómago, y sólo puede pasar alguna vez en tiempos de grandes calores o después de haberse asoleado en los caminos, dando lugar a que sude un poco el cuerpo. En estos casos con agua fría se experimenta favorable”.
La yerba mate como tinta para escribir
Finalmente, después de seguir elogiando las virtudes como bebida, añade: “Puesta a fermentar en agua la yerba, o para acelerar la operación dándole cocimiento, y exprimiéndola bien después, se logra una buena tinta para escribir…”, y también “a las telas o hilo que se pretende teñir de negro”.
Roque Gonzales de Santa Cruz, tomaba mate
Elsie K. de Rivero Haedo, conocida con el seudónimo de Virginia Carreño en sus trabajos literarios, tenía en su quinta “Once varas”, en San Miguel, una imagen del santo jesuita Roque González de Santa Cruz con un mate, recordando como homenaje a los padres de la Compañía que tanto difundieron la yerba.
Por Roberto L. Elissalde *Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación, publicado en gacetamercantil.com