El mate en la vida cotidiana en Buenos Aires colonial
La sociedad colonial era muy desigual. Los más ricos vivían en casas muy amplias. Allí también vivían los sirvientes, generalmente esclavos africanos, que realizaban las tareas del hogar.
Los más pobres vivían en ranchos de adobe y paja en las afueras de la ciudad, o alquilaban cuartos dentro de la ciudad.
Las casas ricas tenían aljibes, que servían para acumular agua de lluvia. Pero, la mayoría de los habitantes compraban al aguatero, que extraía agua del río.
Pan, carne y yerba mate
Había tres elementos básicos en la dieta de los porteños: carne vacuna, pan y yerba. La yerba se compraba en las pulperías y era fundamental, ya que el mate se tomaba todo el día. En algunas casas de familias ricas, había pavas de hornillo. En el compartimiento que tiene dentro, se colocaban brasas para mantener el agua caliente.
Mates más pequeños y labrados
El mate era más pequeño que el actual; y podía ser de plata, peltre, labrado o con patas. La clase alta tomaba mate, de manera más refinada: lo consumían con leche, crema, canela o clavo de olor.
La familias ricas enviaban a labrar sus mates a Potosí, con la plata de ahí. Cuanto más ostentoso, elaborado y barroco fuera, más refinado se lo consideraba. También existía la cebadora, que se ubicaba en las salas de las casas. En aquella época, el mate se ofrecía como hoy se ofrece un té o un café.
Utensilios para tomar mate
Había utensilios para mate dulce y otros para mate amargo, y como no había pava se usaba un caldero o una jarra de fabricación extranjera; mientras que en las salvillas (bandejita ubicada en el pie del mate) se acostumbraba poner una flor si llegaba de visita una mujer distinguida o un bizcocho para un hombre.
La vestimenta
La ropa era muy cara en Buenos Aires. Por eso, la vestimenta marcaba las diferencias sociales. En cambio, se decía que «de poncho» si era pobre, porque el poncho y el chiripá eran de los atuendos más baratos.
Se decía que alguien era de levita» si era rico, porque los varones de los sectores altos usaban frac o levita.
La religión marcaba profundamente la vida de las personas. Los habitantes de la ciudad iban habitualmente a la iglesia. Además, tenían altares domésticos como el de la vitrina, tallados en madera.
Fuentes: Museo del Cabildo Argentino,