Palabras sentidas Cortázar, Borges y Hernández y el mate en la literatura argentina
Actualizado: 04 de agosto 2022
El mate en la literatura gauchesca
José Hernández le dedicó varias estrofas en distintos tramos del Martín Fierro. Lo mismo hicieron otros autores de la gauchesca, como Ascasubi, Del Campo y Güiraldes, aunque la literatura urbana no dejó de incorporarlo a distintas obras de ficción literaria. El gauchaje no puede ser imaginado sin un mate a la vista.
En el caso de Hernández, una de las estrofas más sentidas se encuentra en la payada del Moreno con Martín Fierro, cuando el primero le dice: “Yo no soy cantor ladino / y mi habilidá es muy poca; más cuando cantar me toca,/ me defiendo en el combate; / porque soy como los mates:/ sirvo si me abren la boca”.
Cortázar y Rayuela
Julio Cortázar tenía un mate enlozado y hay fotos que registran cuando está mateando. En su obra más conocida, “Rayuela” se encuentra uno de los párrafos en los que aparece la bebida rioplatense trajinada en París: “Oliveira cebó otro mate. Había que cuidar la yerba, en París costaba quinientos francos el kilo en las farmacias y era una yerba perfectamente asquerosa que la droguería de la estación Saint-Lazare vendía con la vistosa calificación de «maté sauvage, cueilli par les indiens», diurética, antibiótica y emoliente.”
La dificultad de conseguir yerba en Europa
Quien haya viajado por Europa y otras partes del mundo, habrá podido comprobar las dificultades de los argentinos para conseguir yerba.
Cortázar alude a ese grave problema: “Por suerte el abogado rosarino -que de paso era su hermano- le había fletado cinco kilos de Cruz de Malta, pero ya iba quedando poca. «Si se me acaba la yerba estoy frito», pensó Oliveira”.
«Mi único diálogo verdadero es con este jarrito verde»
Estudiaba el comportamiento extraordinario del mate, la respiración de la yerba fragantemente levantada por el agua y que con la succión baja hasta posarse sobre sí misma, perdido todo brillo y todo perfume a menos que un chorrito de agua la estimule de nuevo, pulmón argentino de repuesto para solitarios y tristes”. Qué linda suena esa última frase: “pulmón argentino de repuesto para solitarios y tristes”-
Borges: «Una forma de sentirme criollo viejo»
Borges no le va en zaga: “He tomado mucho mate cuando era joven. Tomar mate, para mí, era la forma de sentirme criollo viejo. Me lo cebaba yo mismo y creo que lo hacía muy mal porque siempre había flotando unos palitos sospechosos. Tenía dos mates, uno común, y otro de los que se llaman galleta. Y ahora, caramba, he perdido el hábito”.
Cuando viajó a Egipto, Borges encuentra una correlación insólita entre el mate criollo y la tradicional regateada árabe: “En El Cairo uno entra en una tienda y le ofrecen, inmediatamente, café, vino, frutas… Luego le dicen: ‘Bienvenido a Egipto’. Después, cuando uno pregunta el precio de algo, con toda cortesía le advierten. ‘¡No, señor! ¡Es un regalo!’.
Pero se sobreentiende que esto es una convención y que no es un regalo que se deba aceptar. En seguida viene el regateo, que puede durar media hora o tres cuartos de hora. Uno ofrece cinco y ellos piden veinticinco y todo eso para que, finalmente, el precio quede en diez. Y es una maravilla porque si uno no compra nada, igual son muy corteses”.
Y remata la cita con este final: “Ellos no han descubierto el mate, pero igual han encontrado una manera, casi más simpática, de perder el tiempo”.
Borges también escribió sobre esa vieja costumbre en «Versos para Fernán Silva Valdés», en la Revista Proa., 1925 : «Iguálenos el mate parejo y compartido, el mate que es de muchos como el sol y la luna, volcancito que humea caliente como un nido, manso reló que mide las horas de la duda. Dele a su honda guitarra. Mi corazón la escucha. Y ella, igual que un aljibe, desparrama confianza»
El mate siempre cae bien entre rioplatenses.