Historias ancestrales Leyenda brasileña de la yerba mate
Los nativos guaraníes construían aldeas, donde permanecían un promedio de cuatro años, luego migraban a otros lugares.
Un anciano guerrero, sin fuerzas para acompañar a la tribu en los constantes viajes, decidió quedarse a vivir solo en una choza en la selva.
Yari, su hija menor, quien amaba con devoción a su padre, renunció a continuar en la tribu y formar una familia.
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Un día apareció un chamán, buscando un lugar para descansar. Como fue muy bien recibido, el chamán, que en realidad fue enviado por el dios Tupã, le concedió un deseo a su padre.
El anciano le pidió recobrar fuerzas, para no hacer más difícil la vida de Yari.
El chamán le regaló al anciano una planta con hojas muy verdes. Las hojas debían secarse al fuego y triturarse para hacer una infusión energizante
Yari, habiendo renunciado a su futuro para cuidar a su anciano padre, ganó la inmortalidad.
Se transformó en un frondoso árbol de yerba mate (caá-yari) que, después de ser cortado, rebrota y florece con el mismo vigor. Así, se convirtió en la diosa de la yerba mate